CAPILLA DEL PÓPULO

El origen de la Virgen del Pópulo en la capital gaditana viene dada de colocar imágenes en las puertas como protectores de la ciudad a vista del enemigo. 

En 1587, se coloca sobre el arco que sustentaba la puerta, un lienzo con la imagen de la Virgen inspirada en la Virgen del Populo de Roma realizado por Antonio Franco, pintor italiano que se encontraba en aquel entonces en la ciudad y la inscripción de la jaculatoria "ora pro populo". La puerta norte de la ciudad, se denominaba por tener las aguas de la bahía cercana a sus muros como la "Puerta del Mar", que con el pasar del tiempo se transformó su nombre a lo que hoy llamamos el arco del Pópulo. Se encontraba junto a la cárcel y casas del cabildo. La citada puerta se articulaba mediante un arco de estilo mudéjar y sobre él había un nicho o sitio especial para la colocación de una imagen protectora de la puerta, todo ello flanqueado por dos torrejones almenado de la muralla.

Inmediatamente antes de penetrar en la muralla había un revellín, una defensa previa a la puerta, que desaparecerá cuando se desmonte en 1599 un pequeño templo a modo de santuario dedicado a la Virgen del Pópulo, ya muy conocida por su carácter milagroso.

Los daños causados en dicho lienzo por el tiroteo al que fue sometido por las tropas anglo-holandesas, comandadas por el conde de Essex, durante el saqueo de la ciudad en 1596, incremento aún más el culto a esta Virgen, lo que determinó se construyera esta capilla. Será un pequeño oratorio proyectado hacía el exterior, mirando a la corredera e insecto en el lienzo de muralla y flanqueado por dos torres de esta. Dicho oratorio se corresponde al actual presbiterio. En una segunda ampliación se le dotó al primitivo oratorio una planta cuadrada de 10 x 10 metros, aproximadamente. Todo este conjunto es lo que conforma hoy la Capilla del Pópulo.

A mediados del siglo XVII se produjo un notable cambio en el retablo mayor y en los laterales de la capilla, sustituyendo algunas pinturas por imágenes de bulto redondo, rompiendo el programa iconográfico original. En 1851 se cometieron algunas obras de restauración y consolidación que pararos pocos meses después, incluso estuvo a punto de ser derruida. Para evitarlo, Adolfo de Castro envió un meticuloso documento en 1866 a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y a la Real Academia de la Historia de Madrid, argumentando los motivos por los que este inmuebles no debería ser derribado apoyándose en su historia y objetos artísticos.



En cuanto a patrimonio muebles debemos de destacar el retablo mayor realizado por Alejando de Saavedra, fechado en el año 1656, un coqueto retablo barroco de madera dorada. Se compone de banco, dos cuerpos divididos en tres calles y ático. Los soportes son columnas entorchadas y salomónicas, con una composición general que aún evoca estructuras manieristas. Fue concebida originalmente para albergar sólo pinturas, si bien a mediados del siglo XVIII sufrió una reforma en la que se sustituyeron los lienzos de las calles laterales del primer cuerpo por hornacinas, con las imágenes en madera policromada de San Saturio y San José, obras de factura genovesa. Entre estas hornacinas va un templete-manifestador neoclásico y preside el conjunto una versión decimonónica de la Virgen del Pópulo, colocada aquí posiblemente durante le proceso de reconstrucción del edificio. El banco contiene pinturas sobre tabla relacionadas con la vida de la Virgen y en la calle central, ocupando el segundo cuerpo, un lienzo representando a la Encarnación, a cuyos lados van otros con San Luis rey de Francia y La Conversión de San Pablo, mientras que centra el ático un crucificado flanqueado por la Virgen y San Juan. Todas estas pinturas pueden atribuirse a Juan Gómez Couto, quien debió tener a su cargo los trabajos de dorado del retablo.

También hay que destacar el coro en alto de madera de cedro y el ventanal, destinado a inundar de luz el oratorio. No debemos de olvidad mencionar la gran cruz de guía de la Hermandad del Rosario, Virgen que se encuentra al culto en un retablo lateral de la capilla.

La fachada, de inspiración clasicista, es de gran sobriedad compositiva y destacan en ella las pilastras toscanas pareadas de orden gigante que la articulan, sustentando un frontón triangular. Entre éstas se abre un vano, rematado en medio punto, que permitía la visión de la Virgen desde el exterior, conservando de este modo su original condición de capilla abierta.








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